Cuenta la leyenda...
Que hubo una princesa que abatida, puso rumbo hacia distintos mares para distraer su pensamiento de cosas triviales de la vida.
LLevaba por compañia su corazón, sus sentimientos y su cariño; las cosas más importantes en una mujer.
Sus pies descalsos estaban cansados de caminar y decidió sentarse sobre una roca y ponerse a pensar.
Necesitaría un corazón que me amara, unos sentimientos que fuesen iguales que los míos y el cariño que me hiciese transportar a lugares de ensueño.
Todo lo que deseaba conseguir era su felicidad.
Y navegó surcando mares, sentándose en rocas para descansar, mirando hacia el horizonte...
¿Qué encontró?
....
Pocas cosas que la hiciesen feliz...
pero un día, como por arte de magia. Alguien cruzó en su camino y decidió dejarlo todo y lanzarse al mar no advirtiendo ningún peligro solo lo que su corazón era capaz de transmitirle.
No se ahogó. Necesitó la fuerza del viento para que la empujase en los días de tempestad y el rumor de las olas en las noches desveladas sin sueños.
Pero ahí sigue en pie, mirando siempre hacia adelante como la más bella mujer, creando sus ilusiones en un mundo dificil de comprender. Luchando contra viento y marea por un amor... su verdadero amor.
Cuenta la leyenda...